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Santa Barbara

A lo largo de la historia urbana de nuestros pueblos, los límites de la ordenación  de un municipio los han marcado las ermitas y santuarios diseminados por montículos y cerros, como espacios de religiosidad, culto,  recreo y  misterio. En Alcañiz hay una ermita en parte olvidada que todavía hoy conserva una magia especial que le dota de especial singularidad: Santa Bárbara.

La propia ascensión a la ermita marca ya la diferencia frente al santuario mayor de la ermita de Pueyos. Cualquier amante del deporte de la ciudad  tiene el deber de ascender  en bicicleta o  corriendo la subida a Santa Barbara, para poder superar el paso de la adolescencia a la madurez deportiva del  deporte en los espacios abiertos. Esta ascensión posee unas rampas duras con asfalto rugoso, y una serie de pilones desordenados marcan el testigo de la subida, entre bancales  de olivos, rocas con una erosión  caprichosa y parideras derruidas .  La explanada de la  ermita de Santa Bárbara  a diferencia de la vecina ermita de Pueyos que se encuentra  rodeada de merenderos con placas de quintos, cruces y salones palaciegos, se muestra sencilla y austera.   Un  grupo de gatos alimentados por el ermitaño que dormitan plácidamente entre panes dispersos y calderos de agua  te dan la bienvenida mientras observan el horizonte del Bajo Aragón histórico.

Desde allí se puede observar el paisaje diverso  que rodea a Alcañiz,  desde la llanura árida en donde reina la térmica de Andorra, hasta  las montañas de la sierra de Torrevelilla, los puertos de Beceite y la sierra del Vizcuerno.

A lo largo de nuestras vidas, los edificios mágicos de carácter histórico como los santuarios y las ermitas permanecen inmutables en la retina de nuestra memoria. Allí jugábamos cuando éramos niños, nos paseábamos por las explanadas de las ermitas  cuando nos queríamos refugiar con nuestra pareja el sábado por la noche para pecar  y allí vamos cuando queremos tener nuestro espacio de silencio tan necesario hoy en día.

El viejo canciller Alemán Konrad Adenauer dijo una vez que los santuarios son las secretas capitales de las naciones. Más bien creo que las ermitas son áreas de servicio en la autopista de la vida.

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