La doctrina de la falsa felicidad
España es un país de doctrinas. A lo largo de la historia económica de España, la libertad individual y la iniciativa empresarial se han menospreciado y se han relacionado con “judíos y malas personas”. Por el contrario, ha estado bien vista la riqueza heredada, la conquista y gloria militar y la pobreza, fabricándose una sociedad controlada por el miedo y la búsqueda de una misión de destino en lo universal.
Durante estas últimas décadas, España ha crecido exponencialmente, siendo uno de los países con mayor crecimiento económico ligado al desarrollo de determinados sectores productivos. En este tiempo, dejamos de lado la cultura del esfuerzo, y se nos inculcó por parte de los “popes” de la nueva economía la doctrina de la felicidad duradera. “España va bien”, nos decía y nuestros sueños de riqueza y opulencia se cumplían, solicitábamos créditos bancarios y nos aconsejaban invertir en ladrillo como medida de inversión para conseguir rédito inmediato. Había trabajo, podíamos comprarnos apartamentos en la playa y se instalaba en la mentalidad colectiva un cierto sentimiento de superioridad frente a los primeros inmigrantes que venían a España a buscarse la vida.
El sistema ha fallado, los popes del capitalismo financiero nos han abandonado sin dar explicación alguna, dejándonos un sistema enquistado. En nuestra sociedad ha imperado el miedo, el inmovilismo y la falta de verdadera iniciativa empresarial que fomentara un nuevo modelo de economía más solidario y real. Pedimos al papá Estado Planes E para salvar la papeleta a las inmobiliarias que ahora quieren trasladarnos su falsa vertiente social, y volvemos a sufrir las desigualdades sociales derivadas del aumento de la pobreza.
Las crisis estructurales ayudan a cambiar el sistema anterior, y en este sentido, tenemos una oportunidad de oro para poder cambiar la falsa doctrina de la felicidad por un nuevo sistema de economía social en donde prime la iniciativa empresarial, la investigación y la solidaridad entre iguales. Nuestros vecinos no son “inmigrantes y mano de obra barata y conflictiva”, son personas de carne y hueso que decidieron jugarse el tipo montándose en una barcaza soñando con una oportunidad de futuro en el reino hispano de la falsa felicidad. Los falsos ricos seguirán siendo pobres de mentalidad, y los pobres buscan ingenios para poder comer y labrarse un futuro. Paradojas del destino
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Jorge -
Ignacio -