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zalmedina

INVICTUS

 

Puede que muchos europeos no hayamos comprendido el porqué de las vuvuzelas que van tronando y resonando por todos los estadios del Mundial de la Copa de Fútbol. Mientras los países estamos intentando proyectar en el fútbol las tensiones derivadas de nuestra crisis social, los africanos cantan y bailan con un optimismo vital que nos descoloca. Para los europeos la imagen subliminal de África genera la contradicción de un continente degenerado y erosionado por un lado, y lleno de vida y diversidad por otro. Sin entrar en el tópico idealizado del continente africano como referencia del "buen salvaje", tenemos que comprender que hay muchos tipos de relaciones posibles, y sobre todos estos mosaicos de diversidad, prevalece la importancia de los lazos y las relaciones sociales como fuente de vitalidad inagotable.

 

Me emociona mucho conocer cómo en la Sudáfrica de Mandela, se intentó comprender al contrario y generar un clima de normalidad democrática. El presidente sufridor del apartheid, mantuvo en sus puestos directivos a los blancos y apoyó sin reserva el equipo de rugby nacional bandera del orgullo occidental, y valedor del poder de los blancos sobre los negros. África nos dió una lección de convivencia democrática y revolución silenciosa desde dentro, fomentando lo común sobre lo individual.

Entrando en la política local, me pregunto si en España un Presidente de Izquierdas nombraría a un secretario de derechas que fuera competente y capaz ó si un consejero de derechas, aceptaría como asesor a un técnico especializado de izquierdas honrado. Mucho me temo que no, continuarían con sus trincheras particulares. Una vez más, desde África nos han dado una lección de convivencia al viejo degradado continente europeo. Como decía el politólogo Bobou Hama "El mayor bien que África puede aportar a nuestra humanidad angustiada es su gran retardo, el mismo que le falta a Occidente industrial para volverse humano"

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