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El sociólogo norteamericano Charles Tilly en sus numerosos artículos científicos relacionados con el conflicto y el cambio social, nos destaca que las formas de conflicto y rebelión van cambiando sustancialmente dependiendo del movimiento de la economía. Cuando en el pasado los estados y las economías se nacionalizaron, las reivindicaciones locales pasaron a ser nacionales. Tilly también nos aclara cómo el desarrollo del capitalismo generó conflicto entre capital y trabajo, capitalistas y no capitalistas y entre el trabajo y otros medios de producción.
El problema ahora es que la globalización ha desdibujado el carácter de la reivindicación social. No sabemos si nos tenemos que quejar al presidente de la Comarca, al de la DGA, al broker de Ginebra o al presidente de la comunidad. El sistema liberal ha permitido borrar la cara al culpable real y los Estados tienen que cumplir los requisitos que les marcan analistas anónimos, perdiendo por tanto el espíritu de reivindicación colectiva de antaño.
Me confieso un afrancesado militante, y ahora más que nunca hay que reivindicar los valores emanados de la Revolución Francesa. Libertad para poder cambiar las injusticias cotidianas derivadas de la crisis, Igualdad entre todos los ciudadanos, tanto en deberes como en derechos y Fraternidad ante aquellas personas que lo están pasando mal. Ahora más que nunca hay que reivindicar el espíritu de lo colectivo, y comenzar a plantear propuestas de futuro para afianzar los derechos y deberes sociales de cada ciudadano. Puede que el error de ZP es que no haya tenido margen de maniobra ni carácter suficiente para afrontar los requisitos de los analistas de los bancos alemanes que nos llevaron a la crisis, pero prefiero tener a una persona que intenta cambiar el modelo actual, aunque se equivoque y no haya reconocido a tiempo la crisis , que a la derecha que se alegra de la desgracia de todo un Estado con tal de subir al trono de la Moncloa
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