El espíritu de Obaba
En pleno proceso de crisis económica y frustración colectiva, más que nunca hay que reivindicar el espíritu rural que se podría denominar “El espíritu de Obaba”, en referencia a la fantástica novela Obabakoak, de Bernardo Atxaga.
Obaba podría ser alguno de los municipios escondidos de nuestro Teruel interior. En Obaba se entretejen historias mágicas, cercanas y sugerentes bajo el prisma de lo cercano y lo cotidiano. Los detalles cobran especial sentido, y la presencia de los espacios abiertos alumbra fantasías que permanecen inmutables en la retina de nuestra memoria. La maestra de Obaba es una persona cercana que apuesta por vivir y residir en el territorio. El ingeniero laico vive en la casa solitaria del pueblo, intentando inculcar a su hijo el valor de lo cotidiano, y fomentando la magia de la curiosidad y la creatividad. Los municipios aislados al contrario de lo que pueda parecer no son espacios uniformes en donde no pasa nada y todo es idílico. Las relaciones afectivas y personales se han ido asentando de una manera férrea a lo largo de muchos años, y la amistad y el odio, la complicidad y la afrenta son elementos complementarios que pueden desarrollarse y cobrar vida tras estar mucho tiempo dormidos y escondidos.
La sociedad actual ha dado la espalda al mundo rural y la óptica y directriz estriba en irse a la ciudad para sentirse parte de una masa uniforme, sin personalidad y sin identidad específica. Aunque estés residiendo en un barrio periférico de una gran ciudad y te desborde la soledad y el estrés, la sociedad se encuentra más segura rodeada de bosques de cemento y montañas de metal. Obaba por el contrario nos puede deparar tranquilidad, fantasía, cercanía y contacto con los espacios abiertos. Las sonrisas son más puras en el mundo rural, el sonido del viento es más sugerente, y la vida cotidiana se funde con el silencio del monte. Es buen momento para fomentar entre todos el espíritu de Obaba que reside en la montaña de Teruel.
1 comentario
unoentretantos -
Pero al fin y al cabo, no creo que a nadie le interese las reflexiones de un gato y su dueño.