Santce Petre
Si existe la Iberia sumergida o el legado del paraiso perdido, creo que hay un lugar en el Maestrazgo que conserva el legado de la eterna armonia: Montoro.
Comenzamos la Romeria de San Marcos a las nueve de la mañana desde Villarluengo. El sonido de los bares se mezclaba con el tañer de las campanas que anunciaban la salida. La bandera, la cruz , los mayorales salieron en procesion desde Villarluengo y poco a poco nos adentramos en lo más `profundo de los montes quebrados de las sierras del Maestrazgo. Comienzan a escucharse los latines y las paradas en las cruces en memoria de los peregrinos difuntos. El ritmo es muy marcado, y las subidas y bajadas entre los montes se subsanan con el trago de las botellas de vino que nos van dando los cófrades. Tras cruzar el Hostal de la Trucha, subimos el monte que separa Villarluengo de Montoro de Mezquita. Nos metemos por los pinares, y los buitres nos van acompañando a modo de guías hasta la ermita de San Marcos de Montoro. Ya vemos las banderas de los cofrades de Montoro que nos acompañan junto a los Buitres hacia San Marcos. Despues de unos cantos finales comemos todos unas judias con arroz mezcladas con vinos, cafes, chupitos y cervezas.
Despues del trayecto y del colocón eremita, bajamos a Montoro en donde se respira el silencio tranquilo y sereno en medio de los pliegues abruptos de la Geología del Maestrazgo. El Paraiso perdido.
0 comentarios